SINOPSIS:
Brett
McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona
pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida
para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill
llega se encuentra con que una banda de pistoleros ha asesinado a McBain y a
sus hijos. (FILMAFFINITY)
ONCE UPON A TIME IN THE WEST (C´ERA UNA VOLTA IL WEST)
una crítica del film, por Alejandro Franco
Link Crítica: http://www.sssm.com.ar/arlequin/erase-oeste.html
Este es el cuarto Spaghetti Western de la corta pero notable filmografía de
Sergio Leone. En los 60 Leone revolucionaría al mundo con una visión estilizada
del Oeste al mismo tiempo que pulverizaba los clisés clásicos del Western,
aggiornándolos y dotándolos de un uniforme tono gris. Mientras que el Western
norteamericano era particularmente estoico, dividido en buenos y malos, y con
argumentos tan remanidos que estaban empezando a poner al género en decadencia,
este italiano - notablemente influenciado por Akira Kurosawa - reconstruyó las
bases del mismo de una forma nunca antes vista. Uno podría decir que Leone hizo
por el Western lo mismo que (literariamente) hizo Dashiell Hammett por el
género policial, poblado hasta ese entonces de tramas matemáticas y poco
realistas al estilo de Agatha Christie. Parafraseando a un crítico de Hammett,
se podría decir que Leone terminó por devolver el crimen al Western.
Erase una Vez en el Oeste tiene una aproximación diferente al Western que
las obras anteriores de Leone (Por un Puñado de Dolares o Lo Bueno, Lo Malo y
Lo Feo, por ejemplo). En las anteriores entregas Leone pinta al Western en
términos de comedia, con personajes sagaces y rápidos de reflejos. Pero aquí el
tono es eminentemente dramático y con rasgos épicos. Los personajes no dejan de
ser listos, pero la diferencia fundamental es el timing: los filmes anteriores
poseían una agilidad asombrosa, un ida y vuelta constante. Aquí, sin embargo,
Leone dedica una gran parte de la película a crear atmósfera. Es cierto que,
por ejemplo, Por un Puñado de Dolares o Lo Bueno, Lo Malo y Lo Feo tienen
larguísimas (pero enteramente disfrutables) secuencias iniciales en silencio,
pero una vez que comienza la historia toma un ritmo vertiginoso. Aquí, en
cambio, todo va muchísimo más pausado, y esto tiene que ver con que Leone
apunta al análisis exhaustivo tanto de los personajes como de los ritos del
Oeste. Como suele pasar con el director, muchos de los diálogos pasan en
realidad por las expresiones corporales - los ojos, los gestos -. Es un film
cargado de sugerencias. A su vez, cada escena consta de un extenso preámbulo
que prepara el clima. Como dijera un comentarista, Leone se preocupa en
examinar los rituales de la violencia.
Es un film sorprendentemente bello. Las vistas panorámicas del desierto son
fabulosas, y más al ritmo de la excelente banda sonora de Ennio Morricone. Aquí
Morricone le da a cada personaje su leit motiv musical, destacándose el del
pistolero de la armónica.
En más de un sentido, es un film que funciona de modo operístico. Cada
personaje carga con su propio destino, y si bien los roles parecieran en un
momento que comienzan a cambiar - el bandolero de Jason Robards parece
regenerarse al lado de Claudia Cardinale; o Henry Fonda intenta ganarse el
respeto para tomar el pueblo y convertirse en un hombre de negocios -, terminan
por cumplir trágicamente lo que su suerte les ha deparado. No pueden escaparse
a la fatalidad de su existencia. En especial Armónica, que es un vengador
paciente y que elabora hábilmente el camino de su represalia. Como dice Hattori
Hanzo en Kill Bill, la venganza nunca es un camino lineal.
La larga duración (en la excelente
versión restaurada de 2:45 horas) pasa volando. Los personajes no son
tridimensionales, sino que están perfilados de una manera épica, definidos más
que nada por sus actitudes. Pero aún así, el libreto jamás toma un camino
lineal para desarrollar los sucesos, sino que prefiere poner a los personajes
en situaciones atípicas y de allí llegar al hilo de la historia principal. Esto
es especialmente notable en la larga y formidable secuencia en la cantina en
medio del desierto, donde por primera vez se encuentran Armónica y Cheyenne.
Cada personaje hace su entrada a escena de modo espectacular, pero a su vez
comienzan a actuar de modo totalmente atípico. El bandolero de Jason Robards es
excesivamente culto, noble y reflexivo para lo que es el standard de semejante
tipo de papel. El villano de Henry Fonda (un papel brillante, con su larga
figura vestida de negro y con una calma letal) establece una relación con
Armónica, quien es su cazador. La viuda McBain tampoco parece ser el prototipo
de mujer desvalida que el Western suele reservar para este tipo de papeles.
La historia central en sí es corta. Lo que hace Leone es crear climas y
fundamentalmente pintar un Lejano Oeste vivo y creíble, con masivas escenas de
pueblos y movilizaciones de trabajadores del ferrocarril. Y para todo ello se
toma todo el tiempo del mundo, con largas pausas, extensos primeros planos, y
un pormenorizado envío de mensajes subliminales a través de los gestos más
mínimos de los actores. La música, la fotografía, las actuaciones, la trama,
son brillantes. Muchos la aclaman como el mejor Western de todos los tiempos.
Para calificarla así, habría que haberlos visto a todos, lo que es imposible;
pero en todo caso, es un título para el que califica con excelentes méritos.
TÍTULO
ORIGINAL: C'era una volta il west (Once Upon a Time in the West)
AÑO: 1968
DURACIÓN: 165
min.
PAÍS: Italia
DIRECTOR: Sergio
Leone
GUIÓN: Sergio Leone, Sergio Donati
(Historia: Dario Argento, Bernardo Bertolucci, Sergio Leone)
MÚSICA: Ennio
Morricone
FOTOGRAFÍA: Tonino
Delli Colli
REPARTO:
Claudia Cardinale, Charles Bronson, Henry Fonda, Jason Robards, Gabriele
Ferzetti, Frank Wolff, Woody Strode, Jack Elam, Al Mulock, Lionel Stander,
Paolo Stoppa, Keenan Wynn
PRODUCTORA: Paramount Pictures
PREMIOS: 1968:
Premios David di Donatello: Mejor producción
GÉNERO: Western
| Spaghetti Western
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